[#16] ¿Sabían que en la Venecia del s.XVI un amaestrador de palomas mensajeras descubrió que éstas podían memorizar mapas si las alimentaba con pan mojado en solución de pigmentos cartográficos?
Hoy en día se considera una rama olvidada de la cartografía aplicada, pero tuvo un papel determinante en la historia de Europa y, concretamente, de la Venecia de los años 1508-1516.
Siglo XVI.
Venecia está en conflicto.
La guerra, conocida como Guerra de la Liga de Cambrai, se libró entre 1508 y 1516 e involucró a muchas potencias de la época. Mientras hablamos, vamos ampliando el mapa de Italia y nos acercamos un poco a la ciudad de Venecia.
Aún más.
Alcanzamos a ver el sestiere de Cannaregio.
Nos acercamos más.
Hacemos zoom sobre la zona sureste… un poco más, un poco má-PLONG!
Cuidado, no tanto.
Nos levantamos del suelo donde nos hemos estrellado y miramos a nuestro alrededor: estamos en la Calle del Forno, y hace mucho calor. Luco da Firenze vive en la tercera casa marrón del tercer recodo y es amaestrador de palomas mensajeras. Aún no lo sabe, pero su papel en esta historia será clave.
-fin de la recreación documental-
Luco da Firenze, el maestro amaestrador
Luco da Firenze había nacido en Monteriggioni1 pero se mudó a Venecia apenas cumplió los 60 años. Allí montó un humilde palomar, pero pronto su actividad comercial experimentó un crecimiento inesperado. En apenas dos meses había palomares marca “da Firenze” por toda la ciudad, y Luco se convirtió en el amaestrador de palomas más reputado de Venecia.
¿Pero cómo lo hizo?
Su secreto estaba en el uso de distintos tipos de piensos para la alimentación de sus palomas. Luco usaba distintos tipos de hierbas y extractos mezclados en la masa del pan, en dosis muy concretas y seguras para los animales. Las hogazas horneadas con este método eran nombradas y clasificadas según sus propiedades, y con ellas Luco era capaz de dotar a sus colúmbidas de habilidades extraordinarias.
El pan Robuscitenzza da Forli contenía calcio puro, espinacas y polvo de mármol, por lo que dotaba a las palomas de gran robustez y fuerza. Esto hacía que pudiesen entregar mensajes incluso si el destinatario tenía las ventanas de casa cerradas, porque las palomas podían atravesar las paredes fácilmente.
El pan Horichonte di san Gimiggiano era pienso mezclado con extracto de zanahoria y nueces picadas. La zanahoria mejoraba la vista, y las nueces la memoria. Las palomas alimentadas con este pienso eran las más adecuadas para las misiones en las que el destino quedaba más lejos, porque lo veían mejor, y también para las misiones de entrega múltiple, porque se acordaban de todo lo que tenían que repartir.
Había muchas más variedades, y podríamos hablar horas de ellas. Pero el pienso estrella, su TOP OF THE TOPS OF THE PIENSOS, era el Tenazzittá da Firenze. Éste contenía una mezcla de ginseng, romero, cúrcuma, salvia, eucalipto y centella asiática en proporciones desconocidas (la receta original se perdió2). ¿Si una paloma tomaba este pienso? Ya estaba. La misión se cumplía sí o sí. 400% Garantizado. Incluso aunque la carta no se escribiese, daba lo mismo. La paloma la entregaba, y la entregaba escrita, nadie sabía cómo. La fama de las palomas de Luco no era inmerecida.
Pero sin duda se estarán ustedes preguntando cómo conecta todo esto con la Guerra de la Liga de Cambrai.
Cómo conecta todo esto con la Guerra de la Liga de Cambrai
Tras la batalla de Agnadello celebrada el 14 de mayo de 1509, Venecia perdió gran parte de sus tierras, y eso fue un golpe que la ciudad de los canales no estaba dispuesta a asumir sin hacer nada.
Fue entonces cuando Luco recibió un enigmático encargo.
Una noche, una góndola negra, silenciosa, guiada por un gondolieri ciego, surcó los canales de la ciudad al amparo de la oscuridad. Bajóse de ella una figura encapuchada que se dirigió a la calle del Forno y llamó a la puerta de Luco con tres únicos golpes. Se trataba de la senescal gris, figura misteriosa donde las haya, al servicio del Consejo de los Diez, organización también misteriosa donde las haya.
La senescal gris encargó a Luco la elaboración de un pienso capaz de hacer que las palomas actuasen como agentes espía en la guerra, tomando notas de los movimientos de los ejércitos enemigos desde el aire, para así dotar a Venecia de una ventaja estratégica. Y le dio 3 semanas.
Luco se estrujó el cerebro en busca de una solución y murió porque nadie, ni siquiera Luco, puede sobrevivir con el cerebro estrujado. Muy gráfico, muy desagradable. Nadie sabe por qué lo hizo. La cuestión es que tuvo que seguir la investigación su hijo Luquito, alias “cabeza de col” a causa de su característico peinado en forma de brócoli.
Luquito experimentó hasta dar con la fórmula correcta: mojando migas de pan en extractos concentrados de pigmentos cartográficos (los mismos que se utilizaban para colorear los famosos mapas venecianos) las palomas adquirían la capacidad de analizar medidas y datos de las regiones que sobrevolaban para representarlas luego gráficamente a escala reducida utilizando sus propios excrementos. Los arrojaban sobre lienzos en blanco de gran tamaño dispuestos en patios especialmente preparados para ello. Empleando escuadrones de palomas donde cada individuo era alimentado con migas de un pigmento diferente, se conseguían mapas a color muy precisos.

Esto cambió completamente las tornas de la guerra. El Proyecto Piccione, como se le llamó en secreto, dio como resultado la creación de escuadrones de palomas de élite conocidos como los Escuadrones Colúmbidas. Estos escuadrones excretaron mapas que mostraban rutas de suministros, movimientos de tropas… una cantidad de información bárbara. Venecia contaba ahora con la ventaja necesaria para anticiparse a las acciones de sus enemigos. Eso le permitió tomar decisiones estratégicas, maniobrar creando alianzas políticas aquí y allá y, eventualmente, acabar reconquistando gran parte del terreno perdido.
Columba Geographus Magna
En estos años, los Escuadrones Colúmbidas fueron la élite de las palomas venecianas, pero de entre todas ellas, una destacaba sobre las demás.
Era rápida. Era precisa. Era eficaz. Podía sobrevolar el océano en una noche sin luna y mapear el fondo marino con la precisión de un radar LiDAR moderno. Era la mejor de todas. Era Columba Geographus Magna, y contaba con la total confianza de Luquito, la senescal gris y, por ende, del Consejo de los Diez. Por eso nadie dudó de la veracidad del último mapa que excretó.
Un mapa… de la Atlántida.
El mapa tenia que ser real, de eso no cabía la menor duda. Sin embargo, no se alcanzó el mismo tipo de consenso en cuanto a qué debía hacerse con él. La senescal gris quería ir en busca del mítico continente, pero el Consejo de los Diez no le veía ningún valor lucrativo. Implicaba financiar una expedición a una tierra mítica perdida que se encontraba, según el mapa de Columba, bajo las aguas. Era un riesgo que no querían asumir porque además, en secreto, los miembros del consejo ya se estaban enriqueciendo vendiendo a Portugal y España los mapas que trazaban los Escuadrones Colúmbidas.
La tensión entre las partes escaló, y la senescal gris amenazó con exponer la corrupción ante toda Venecia. Entonces el Consejo de los Diez la amenazó a ella con cocinar y comerse a la paloma Columba. Y esa fue la gota que colmó el vaso para Luquito, que esa misma noche cogió un cesto, metió a Columba dentro y huyó de la ciudad.
Cuando la senescal gris descubrió la fuga, tomó un caballo y fue tras él. Y cuando el Consejo de los Diez descubrió las dos fugas, montó en Cólera. Cólera era el caballo más fuerte de toda Venecia y era capaz de cargar a los diez miembros del consejo sobre su lomo.
La persecución se inició la noche del 15 de febrero.
El final
Lo que ocurrió después solo se conoce gracias al trabajo de unos pocos cronistas de la época, que recogieron el testimonio de los testigos oculares. Pero la veracidad o falsedad de los mismos dependerá en última instancia de lo que cada lectora o lector decida creer:
El 18 de febrero, Luquito se alojó con Columba en una posada en un pueblo indeterminado. Los cronistas no mencionan la ubicación exacta3. Lo que sí mencionan es que, poco después de las nueve de la noche, una mujer vestida con una túnica y capucha gris entró de sopetón en la posada, subió hasta la habitación en la que supuestamente se alojaba Luquito y le asaltó. Los testigos afirman que los oyeron discutir durante horas hasta que, finalmente, ambos personajes bajaron en actitud conciliada y decidida. Montaron en sus caballos y partieron rumbo al mar.
Unas horas después, 10 personas vestidas de negro llegaron cabalgando todas juntas un monstruoso corcel de aspecto infernal. Irrumpieron en la posada, se llevaron a los propietarios a las bodegas y los interrogaron. Tras media hora, las diez personas salieron de la posada, montaron de nuevo en el corcel y partieron en persecución de Luquito y la mujer de gris que, a estas alturas, ya podemos asumir que es la senescal gris.
A la mañana siguiente, la hija de los posaderos vio de nuevo a las 10 personas de negro cabalgando sobre el corcel infernal a toda velocidad, de regreso a Venecia.
Afirmó que portaban un cesto con ellos, pero no alcanzó a ver paloma alguna.
Los cronistas no saben si Columba iba en el cesto. Tampoco saben si encontraron a Luquito y a la senescal gris. Sea como sea, jamás volvió a verse a ninguno de los tres.
Hay quien dice que el Consejo de los Diez les dio caza, arrojó sus cuerpos al mar, y se llevó a la paloma de vuelta. Otros dicen que el cesto estaba vacío y lo llevaron de regreso para ocultar su fracaso. Que Luquito, la senescal gris y Columba lograron escapar y llegar a la Atlántida.
Lo que sí saben a ciencia cierta es que, sin Luquito, los Escuadrones Colúmbidas dejaron de ser efectivos. El Consejo de los Diez perdió el control de las palomas, que tomaron la ciudad de Venecia y la anegaron con mapas excrementales. Fueron acusados de negligencia grave, claro. Apartados de sus cargos y encerrados en la prisión del Palacio Ducal.
Eventualmente, los palomares fueron retirados porque, sin Luco ni Luquito, las palomas se comieron todas las recetas y no hubo amaestrador capaz de volver a domesticarlas. Entonces se instalaron espantapájaros en los tejados y, poco a poco, las palomas abandonaron la ciudad de Venecia.
Nota final: La mayoría de datos aquí narrados son mentira eh.
Todas mis referencias culturales de Venecia salen de Assassin’s Creed II. De hecho cuando finalmente visité la ciudad de verdad, sabía orientarme y llegar a todas partes sin consultar mapa alguno ni preguntar a los locales, que por si no lo saben ustedes, no hay locales. Nadie vive en Venecia. Toda la gente está de visita, y detrás de la mayoría de las casas no hay nada. Están llenas de agua, pero hay filtraciones y las tienen que ir rellenando para que no se vacíen. Por eso las calles están inundadas y, en vez de calles, se les llama canales. Pero esto es tema para otro artículo. No hagan que me desvíe, por favor.
Se la comió una paloma.
Podrían hacerlo, pero probablemente les llevaría un par de horas más de documentación encontrar el lugar ideal y calcular las distancias y los tiempos de viaje correctos. Y créanme, han invertido ya mucho, mucho más tiempo del necesario en documentarse para esta historia. Tal vez no lo parezca, pero es así. Lo que han aprendido, oiga.
¡Maravilloso relato!
Impecable Extranieza!! 🔥🔥